Ahí estabas...
Ahí estabas
Presente en mi tiempo
donde la vida transcurre vertiginosa
atisbando sereno el encuentro imaginado
Y ahí estaba,
una más de tantas veces en que la mente vuela
y se inventa estallidos
buscando el rostro que me bañó de cielos
en mil encuentros habitados.
Ahí estabas, mirándome, imperturbable,
con tu sonrisa dibujada,
con tus ojos profundos de ave preparada
sin desilusiones remotas,
porque eras tú
acaso un ángel o un demonio,
un ogro, un gigante, un enano,
nada importaba porque eras tú aquella tarde,
tú volviéndose humano,
tomando forma,
respirando vida
dibujando un rostro
el rostro que extrañé por tanto tiempo
Ahí estabas,
con tus ojos y tus manos que derraman poesía
simple y sencillo
y todo encajaba
cual si fueran las piezas
de un rompecabezas desencontrado
tan largamente buscado
tu palabra fija
mi canto desbordado
tus versos oscuros
mi historia felíz.
Ahí estabamos,
personajes de historias vueltos a la vida
de palabras y furias,
de tiempos sin tiempo
Ese eras tú y esa era yo
Y fuimos dos extraños en el mundo real
dos viejos conocidos de vidas de papel
convertidos en certezas en el soplo inventado
Y todo sigue
como siempre,
desde mi espacio pequeño,
desde mi universo celeste e infinito
de romanticismo anacrónico
donde nada podría ser más real.
Ahí estabas,
todavía mirándome
todavía sonriendo
donde no se conocieron nuestros labios,
sin un solo roce de los dedos,
Solo tú y yo
En la tibia tarde de una esquina
Ahí estabas
oscuro y doloroso
amor mío.