Fado
¿ Y tú... escuchas los tambores en el tuyo?
Escuchas el movimiento suave que estoy sintiendo,
el que me traen tus olas, tus barquitos celestes, tus conchas de mar, tu tiempo al garete, mis letras robadas...?
Escuchas el tiempo detenido en un segundo, en el tuyo, en el mío,
el arpegio de un fado triste en cualquier costa del mundo...
en Lisboa, en el Mediterráneo, en Valparaíso...Puedes oirlo?
Sé que puedes sentir el golpeteo dulce de la sangre subiéndote a las sienes cuando te usurpo las letras, cuando me sabes presente...
el caminar lento, mis dedos señalandote en cada encuentro,
cada frase recitada en el silencio,
este día loco en que no he parado de soñarte,
ni escribir aquí y allá el cuento extraño de este instante de aromas y letras, de mis tardes de verano en que no hago más que tejerte entrelíneas oyéndote en los sones de un triste fado.
entrada de Amapola a las
11:23
7 comentarios:
Te veo, lo leo y entiendo de colores. To flip.
Has llegado deslumbrante, ebria y vestida de torbellinos.
Tan llena de olas, casi panal del verano.
Y tus letras llenan el mundo frenéticamente: todos llevaremos en la frente tus signos y tu belleza.
Un abrazo.
Fado, es el alma del llanto del amor portugués, tan cercano a mi.
Y Fado es lo que tu tocas en él, cada vez que lo escribes.
Maravilloso llanto y maravilloso amor.
Besos, Amapola.
A mi me sigue el fado, es de las melodías que más me gustan. Ahora tus palabras se suman a los placeres que puede una encontrar.
No podrías haberlo descrito mejor.
Arrasas con tus versos
de amor...
En ese despertar fecundo e inspirado.
Dejo una huella aquí y siempre, perdurando, asentada la tuya en mi memoria
Increíble.
Has vuelto al lugar del crímen, si, el que cometiste dejando de escribir, pero te perdono.
He leído tus posts y te conmuto la condena.
Gracias, yo también te he echado de menos.
Besos.
Releí y caigo a costa. Quizá entendiendo aquellos momentos tuyos frente a un escritorio en donde brotan tus aromas, los cantos y silbidos que absorbes de otras casas, de otros puertos, de teclados usurpados, de algunas veces ni nombrados. ¿Y qué hay de ti dentro de esos dedos? ¿Existe un fluir o es meramente ajeno a tus palabras?
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